“Siento que el folclore que hago es un constante diálogo entre la raíz de donde vengo y con el presente que vivo”, le dice Bruno Arias a LA GACETA. El músico brindará un recital acústico hoy a las 21 en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265) con sus canciones que procuran la fuente para expresar un sonido; “busco un sonido bien de la tierra”, afirmó. El compositor, que aún toma clases de armonía, reivindica sus raíces andinas y su compromiso social.

- ¿Cómo definís tu folclore, es una evolución o una ruptura con lo tradicional?

- No hay una ruptura, hay una continuidad, tengo mucha escuela de folclore y soy muy folclorista. Desde lo tradicional aprendí mucho. Si defender el origen, la raíz de uno, de dónde uno viene, está dentro de lo contemporáneo, entonces estoy adentro. Me siento parte de un movimiento de artista nuevo, que estamos renovando o dándole un aire fresco al género.

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- ¿Cómo lográs el equilibrio de combinar zambas y huaynos?

- Siempre ha estado en mi búsqueda personal que haya un sonido bien de la tierra, puro. Si hay una copla, un siku, que es un sonido andino. Si pongo un coplero, uno de verdad. Toda mi búsqueda es ir a la fuente para expresar un sonido. Lo andino está presente porque Jujuy es una frontera de la cordillera, de Chile, de Bolivia, de Perú. Hay una comunión de varios estilos y sonidos andinos; no es común en todos los demás lugares del país que haya charanguistas que toquen el ritmo como el caporal, la saya o el huayno, todos que vienen de Bolivia.

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- Pero hay otras propuestas...

- Siempre estoy abierto a nuevas propuestas; estamos sacando un disco con una banda de rock que se llama el Hambre del Pez. El acústico es más íntimo, donde voy a tocar algo con un bajista peruano que se llama Russell Castañeda; está bueno nutrirme también de la música del Perú, estoy aprendiendo algunos ritmos.